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Las
últimas obras de Haydn fueron dos cuartetos que aparecieron en 1802. Otro tenia
empezado; pero no se ha publicado de él sinó un fragmento seguido de un minué;
no pudo continuarlo a causa de la decadencia de su salud. Agobiado por los años
y los achaques, se había retirado completamente de todo trato, cuando la
admiración del público vienés fué a sacarle de su retiro, en triumfo. En el
palacio del prícipe Lobkowitz, y con el concurso de sesenta músicos, se ejecutó
con asistencia de su autor la gran sinfonía la Creación.
La sala contenia más de mil quinientas personas, escogidas
entre las más ilustres en artes, en política, en belleza. Grande fué la emoción
del ilustre senado, cuando vió comparecer al viejo maestro, llevado de un sillón.
Recíbenlo á són de trompetas; le princesa Estherhazy y Madame de Kurbeck vuelan
á saludar á su venerable amigo; Salieri, el director de orquestra, acude á
estrecharle la mano enternecido, y él se incorpora para abrazarle. De pronto
suenan los primeros compases y el auditorio se dispone á oir con recogimiento
profundo, rindiendo así al compositor más profundo homenaje.
No
cabe olvidar un rasgo conmovedor de esta memorable solemnidad. El médico
Caellini, hombre de mérito, que se hallaba al lado de Haydn, hubo de advertir
que este no tenia las piernas bastante abrigadas. Apenas lo hubo observado,
acudieron las señoras con sus bellos chales y ricas cachemiras á cubrir y
calentar los pies del anciano. Nunca se mostró con más delicadas y lisonjeras (!?)
atenciones la adhesión y la veneración que inspiraba aquel genio. Esta
solemnidad fué el coronamiento de la labor de toda una vida. Harto débil ya
para soportar tan vivas emociones, el autor de la Creación
se sintió desfallecer, y tubieron que retirarle en su sillón. Pero antes de la
salida de la sala, detuvo á los que le sostenían y saludó al público en señal
de gracias; luego, volviéndose hacia la orquestra, alzó las manos y con los ojos
cuajados de lágrimas pareció atraer las bendiciones del cielo sobre los intérpretes
de su obra predilecta.
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Traducció Lírica de Felix Clement.
Biografias de los mas ilustres
compositores.
MAUCCI,
Biblioteca “artes y letras”, 1908
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